En España era un clásico del paisaje el cobrador del seguro de decesos, se conocía en todas las escaleras su grito e guerra "el de los muertos2 y todos los vecinos preparaban la cuantía del recibo, normalmente mensual" para que al paso de esta persona de aspecto impecable, entregase el recibo a cambio del pago del seguro de decesos.
En nuestros días esta figura esta en deshuso aunque aún se mantiene en algunas zonas, especialmente rurales o con población de mayor edad.
La seguridad que nos ofrece el pago bancario ha desplazado a esta profesión disminuyendo su presencia, e irremediablemente es llamada a desaparecer por completo.
El pago bancariuo nos ofrece un pago estemos o no en casa, y el comprobante más seguro.
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